Descubre el origen del chocolate

Chocolate a la piedra aceite de oliva

El chocolate, en todas sus variantes y formatos, es uno de nuestros principales placeres gastronómicos. Hoy en día lo tomamos en ocasiones muy diversas, ya sea como ingrediente de repostería, en forma de bombón, en tableta o a la taza, solo o combinado con otros sabores. Sin embargo, su componente principal, el cacao, tiene un gusto intenso y amargo. ¿Cómo llegó, pues, a convertirse en el símbolo de los amantes de lo dulce?

¿Cuándo empezó a consumirse el cacao?

El origen del consumo de cacao se encuentra en América. En la Amazonia ecuatoriana lo consumían hace más de 5.300 años, según revelan recientes estudios. La cultura Mayo-Chinchipe lo cultivaba para elaborar bebidas rituales, que tomaban en ceremonias especiales, como demuestran los restos de cacao hallados en ofrendas funerarias.

Los antiguos habitantes de la selva amazónica, muchos siglos antes, ya comían la fruta dulce y cremosa que ofrecen las habas del cacao, pero descartaban las semillas amargas. Fue su uso ritual lo que probablemente expandió su consumo hacia el norte.

El descubrimiento del chocolate

Otros investigadores que trabajan con piezas obtenidas en yacimientos arqueológicos de Honduras consideran que el descubrimiento del chocolate fue accidental, hace más de 3.000 años, y está relacionado con la elaboración de cerveza. Aquella civilización producía la bebida a partir de la pulpa de vainas de cacao. La fermentaban y desechaban las semillas. Sin embargo, en algún momento empezaron a utilizar también las semillas para preparar una bebida no alcohólica de sabor amargo, que consumían en ceremonias de celebración.

Esa bebida fue la que siglos después descubrirían los exploradores españoles e importarían a Europa, donde, endulzada y servida caliente, pronto triunfaría entre las clases privilegiadas, las que se podían permitir aquel lujo exótico.

El desarrollo de la industria chocolatera

A finales del siglo XVIII, se empezó a desarrollar la industria chocolatera. En aquella época, ya era un producto muy popular. A su éxito contribuyeron tanto su delicioso sabor como las propiedades del cacao, nutritivas y beneficiosas para el organismo. La revolución industrial propició su comercialización en nuevos formatos y que llegara a sectores de la población no tan privilegiados.

La primera fábrica de chocolate está documentada en 1765 en Massachussets (EE.UU.); doce años después, en Barcelona, la elaboración artesanal dio paso a la mecánica. La industria chocolatera italiana fue la primera en producir tabletas de chocolate, en Turín —tierra originaria de la deliciosa gianduja, crema de avellanas con cacao—, aunque también reivindican este logro los ingleses, que en 1847 crearon el chocolat délicieux à manger, una mezcla de cacao, licor de cacao y azúcar.

Durante el primer tercio del siglo XIX, los suizos desarrollan la técnica industrial para separar la manteca y el polvo de cacao, y los holandeses perfeccionan el prensado de los granos molidos de cacao, lo que desemboca en un nuevo producto: el cacao en polvo. En 1875, los suizos crean la tableta de chocolate con leche.

La popularización del chocolate

A finales del siglo XIX, nace la chocolatina en EE.UU., cosa que supone la expansión definitiva del chocolate entre las clases populares; poco después, los belgas inventan el chocolate relleno; es decir, el bombón.

Durante el siglo pasado, el chocolate se convirtió en la merienda más popular, elemento imprescindible de todo tipo de dulces, repostería y postres, como el turrón, por ejemplo. Y aunque su producción industrial propició su expansión a todos los rincones del mundo, también se sigue elaborando de forma tradicional, en formatos que valoran, por encima de todo, la calidad.

El chocolate a la piedra Virginias

Es el caso del chocolate a la piedra, producto típico en zonas de larga tradición repostera, como Agramunt, en Lleida, donde se ubica nuestro obrador artesano. Elaborado con cacao, azúcar de caña, harina de arroz y aromas de canela y vainilla, consigue un sabor propio y una textura característica, que lo dotan de una personalidad única. Además, su presentación en tabletas de gruesas pastillas resulta inconfundible. Se puede rallar para preparar chocolate a la taza o consumir directamente. De cualquier modo, está delicioso.

En Virginias, además, te proponemos disfrutar de nuestro chocolate a la piedra con aceite de oliva, un alimento cargado de energía, para reponer el ánimo y recargar las energías.

El chocolate rosa o ruby

La industria chocolatera desarrolló recientemente un nuevo método de procesado que dio lugar a la cuarta gama de chocolate, bautizado como rosa o ruby. Como el resto de chocolates, se obtiene de los granos de cacao. Su llamativa coloración es resultado de métodos naturales, sin la utilización de colorantes, que aprovechan las características de los flavonoides, antioxidantes que protegen a nuestro organismo contra los radicales libres.

El chocolate rosa es el ingrediente principal de nuestro Turrón de Chocolate Ruby y pétalos de rosa y caramelo, que surge de la colaboración entre nuestros maestros artesanos y los prestigiosos profesionales del Culinary Institute of Barcelona (CIB), y que ha sido galardonado con dos estrellas por el Superior Taste Award.

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